La Política de la paternidad.
 
Cuando por vez primera concebimos la idea de una conferencia sobre "Las Políticas de la Paternidad", no todos estábamos seguros de lo que eso significaba.

Y tal vez no estábamos seguros de nosotros mismos.

Sabíamos que la crisis de la paternidad había sido objeto de tratamiento bajo varias disciplinas y que la ciencia política era una de ellas.
 


También sabíamos que cualquier movimiento social involucra inevitablemente a la política, tanto internamente, entre las diversas facciones, como externamente, en conexión con la sociedad y la ciudadanía en general.
 


Si bien la crisis de la paternidad se ha dejado sentir durante mucho tiempo más intensamente en las minorías, no puede seguir ignorándose por la mayoría.

Como Cornel West y Sylvia Ann Hewlett escribieron, "cuando se trata de Padres, la experiencia Afro-americana prefigura la experiencia mayoritaria contemporánea " (y los resultados son devastadores).

De hecho, dada la gravedad de la crisis parental, tal vez lo que estamos presenciando es la inesperada validación de la profecía de Frederick Douglass, que díjo que "el Negro y la nación están destinados a elevarse o caer, salvarse o perderse... juntos".

Si esta profecía tiene aún vigencia, significa que hay grandes obstáculos para todos nosotros.

Significa que en tanto presenciamos la destrucción de la paternidad en las minorías, estamos simultáneamente presenciándola para la mayoría, para toda la sociedad.

También puede significar que las experiencias de la minoría en décadas recientes son aplicables aquí.

Entre las lecciones de los movimientos pro derechos civiles que pudieran ser más de provecho para aquellos de nosotros que asumen la tarea de fortalecer la paternidad es que nadie puede ser fortalecido por terceros; por definición, la única forma de fortalecerse es hacerlo uno mismo.

Y el poder significa política.

Esta no ha sido la estrategia central del movimiento parental por ahora.

Sin embargo, tarde o temprano es la que debemos afrontar.


Incluso criminales confesos tienen derecho a un proceso adecuado, a conocer los cargos que se les formulan, a un abogado y a un juicio.

  • No será sorprendente para algunos de los presentes que la línea entre el concepto de padres y de criminales se esté haciendo cada vez más fina.

  • Esto se debe, a veces, a lo que algunos padres han hecho.

    Pero más frecuentemente es el resultado de lo que nuestro sistema social, político y legal ha hecho.
     

    El brazo del estado que innegablemente llega con más profundidad a las vidas privadas de indivíduos y familias hoy por hoy es el juzgado de familia.

    Malcom X describió una vez a un juzgado de familia como un "esclavista" moderno, y más recientemente, West y Hewlett han escrito que "el proceso entero parece saltarse a la torera la mayor parte de las garantias constitucionales".

    Y sin embargo, lejos de poner a estas instituciones en observación, les damos virtualmente poder sin control.

    Bajo un sudario de secreto profesional y de no dejar rastro de sus procedimientos, perviven virtualmente inmunes a cualquier tipo de auditoría.

    Robert W. Page, Juez Presidente del Juagado de Familia de la Corte Suprema de Nueva Jersey escribe que "el poder de los juzgados de familia es casi ilimitado".

    Hemos presenciado en el curso de nuestra historia las consecuencias que conllevan el tratar a toda una clase de ciudadanos como si el Acta de Derechos no les fuera de aplicación.

    Hemos tratado de cohabitar en una "casa dividida" (en un sistema político que opera "mitad esclavista" y "mitad en libertad" ) .

    Y hemos comprendido, como Lincoln había ya anunciado, que tarde o temprano debe operar sólo bajo una de las dos fórmulas, sea cual fuere la elegida.

    Como sociedad, estamos permantemente en peligro de olvidar lo que hemos aprendido, y creo que recordárnoslo es el papel adecuado de esta Universidad, con su tradición en la historia de los derechos civiles.

    Porque es responsabilidad de los docentes, tal vez más que de cualesquiera otros, destacar y criticar el abuso de poder. "El docente neutral es un hombre innoble", escribió Frederick Douglass. "La opinión pública en el futuro rodeará de gloria a los docentes o les cubrirá de oprobio".


    Para evocar las separaciones forzadas entre hijos y padres en tal escala, debemos retrotraernos aún más atrás, antes del Comunismo y el Nazismo.

    Aunque estos dos regímenes rutinariamente arrebataban los hijos a los padres, lo hicieron siempre en una escala minúscula comparada con lo que ahora se practica en los Estados Unidos.

    De hecho, debemos retornar a los días de la esclavitud en América para identificar una época en que el poder del estado se empleaba para romper familias a la fuerza, en una escala comparable a lo que sucede hoy día.

    No a la ligera, invoco el sistema esclavista.

    Lo hago para ilustrar nuestra experiencia acerca de que cualquier sistema de dictadura doméstica (no importa cuán aparentemente "privado" y apolítico sea ) plantea una amenaza seria para la sociedad democrática.

    En ningún sitio se aprecia más crudamente que en el impacto que produce en nuestros propios hijos.

    Apadrinó la tiranía en el propietario de esclavos, el servilismo en el esclavo y la degradación moral de ambos.

    Tales hábitos de pensamiento se decían incompatibles con la clase de virtud republicana requerida en una sociedad libre.

    El abolicionista Charles Sumner previno del impacto en el desarrollo de los niños blancos que crecieran en sociedades esclavistas. "
     
      "Sus corazones, pese a su ternura infantil, se endurecen necesariamente ante esas conductas, y sus vidas posteriormente tendrán secuelas duraderas de esta falta de caridad legalizada.", escribió.

     "Sus personalidades están degradadas, y se tornan menos adecuados para la generosidad cívica requerida de un buen ciudadano".

        Algo similar está sucediendo con los hijos que ahora crecen en una sociedad y bajo un estado que destruye por la fuerza a sus familias y a sus padres. 

    Ningún pueblo que abrigue en su seno tal sistema de dictadura o que críe a sus hijos bajo estos principios puede permanecer libre.
     

    También esto es "la política de la paternidad".
     
     

    Stephen Baskerville,
    Departamento de Ciencia Política de la Universidad Howard.

    Elaborado para presentar en la conferencia plenaria sobre
    "Las políticas de la Paternidad", en la Universidad Howard,
    Washington DC, el 23 de Marzo de 1999.